El nacimiento como ser humano es sagrado y precioso. Al permitirse ser egoístas, las personas menosprecian su nacimiento, y a la Divinidad dentro de sí mismas. Sólo llevar una vida moral puede santificar este nacimiento. Dios es el morador interno en cada uno, y dirige la vida humana como nuestra conciencia interior. Si permites que dentro de ti crezca el egoísmo, éste adopta las formas de lujuria, odio y codicia. Estos tres vicios son muy peligrosos y demoníacos. Cuando los deseos mundanos aumentan, el vicio crece, hasta el punto de hacerte perder la fe en Dios, y aún desarrollar enemistad hacia Dios. Nunca vayas en pos de la felicidad mundana, plagada de peligros, abandonando a la Divinidad, que está dispuesta a permanecer a tu lado. Tus padres o demás familiares pueden estar alejados de ti. Dios nunca está distante. Está siempre a tu lado, detrás de ti y alrededor de ti, y siempre te protegerá. | - My Dear Students, Vol 2, Ch 17, Sep 17, 1992. |
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