Destruye todos los brotes del deseo; entonces tu Manasa Sarovaram (el lago de tu conciencia interior) será sublimado como Ksheera Sagaram (el puro mar de leche, donde el Señor se reclina sobre el sillón de serpientes). Tu verdadero Yo Mismo se deleitará en las placidas aguas de ese fresco lago así transformado, como lo hace el Hamsa (cisne) celestial, descubriendo un gozo sin fin. La historia de los milagros (Lilas) de Dios es puro néctar; todos pueden beber hasta saciarse, de cualquier parte de ese océano de néctar. En cada partícula está la misma dulzura. El amor a Dios, y el amor de Dios, son ambos eternamente dulces y puros, cualquiera sea el tipo de adoración que utilices para aceptarlos o alcanzarlos. El azúcar es dulce, sin importar si lo comes de día o de noche. La diferencia temporal entre el día y la noche le interesa a la persona que come, no al azúcar. El azúcar es dulce, y mantiene siempre su sabor. Así es también el amor divino: siempre sagrado e inspirador. - Bhagavatha Vahini, Ch 1, 'The Bhagavatha'. |
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