EL DESPERTAR SAI
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lunes, 23 de mayo de 2016

FW: El Señor del corazón. Dr. John Hislop-


De: Cristina Gonzalez <kalpatarusai@hotmail.co.uk>












EL SEÑOR DEL CORAZÓN
por el Dr. John Hislop
 
Esta es la transcripción de una charla del Dr. John Hislop dada en el Dharmakshetra de Mumbai, el 1 de enero de 1971, la que fuera publicada un mes después en el Sanathana Sarathi (El Eterno Auriga )
 
            "Cuando Baba me mandó decir que debía hacer algunos comentarios ante esta enorme reunión de Devotos Sathya Sai con ocasión del Año Nuevo, pasó por mi mente el pensamiento que, si había de hablar con toda la verdad que pudiera transmitir; no había sino un tema sobre el que podría hablar.  Y ese tópico es personal y autoreferente, no general.
 
            Es: ¿Qué significa Bhagavan Sri Sathya Sai Baba para mí, para esta mente y cuerpo, educado y culturizado en un país extranjero y, también, qué significa Él para aquel aspecto más sutil mío, que carece de nacionalidad?
 
Los corazones saltan de Amor
                                                                        
            Mi mujer y yo oímos hablar por primera vez de Swamiji en 1968, a través de una descripción Suya que le diera a una amiga mía una señora que había visitado Prasanthi Nilayam.  Esta señora había traído consigo algo del sagrado Vibhuti, un hermoso anillo como regalo para ella de la naturaleza milagrosa de Baba y, además, tenía una serie de fascinantes relatos.  Mas un comentario en especial le prendió fuego a mi mente e imaginación.  La señora dijo que había sentido un cambio en su carácter mientras estuvo en Prasanthi Nilayam, y que este cambio se mantenía incluso después de haber vuelto a casa.
            Esta declaración realmente golpeó mi mente con el impacto de una poderosa tormenta. ¿Podía existir un hombre, vivía un hombre hoy en día, cuyo arte era tan sutil, tan poderoso, tan misterioso, tan divino, que podía transformar el corazón humano?
            Si fuera verdad que un hombre así vivía hoy en el mundo, entonces ninguna otra cosa en mi vida podría equipararse a la urgencia de encontrarle, postrarme a Sus pies y rogar que, por Su Gracia, fuera tan benevolente como para cultivar mi árido corazón con Su Divino Poder, para que mi corazón pudiera renacer con nueva vida, así como los secos campos reviven y vibran con la lluvia de primavera.
            Mi mujer y yo escuchamos la historia de Bhagavan Sri Sathya Sai Baba un lunes y esa misma semana nos encontramos a bordo de un avión rumbo a la India.  No quiero decir que mi fe avanzaba al mismo ritmo que la ansiedad de mi corazón por el Señor.  Después de todo, mi mente había sido educada dentro de la fría metodología científica de una Universidad Occidental y luego, cultivada en el clima de ganancias del mundo de los negocios.  Además, había tenido decepcionantes experiencias con varios preceptores espirituales.
            No obstante, mis dudas intelectuales que habían ido cobrando fuerza durante el viaje, fueron incapaces de sobrevivirle, ni siquiera, al primer encuentro con Swamiji.  En Su Divina Presencia, ¿cómo podría mantenerse la duda? En Su Presencia, la duda es como un charquito de agua que, bajo un sol ardiente – desaparece en un momento.
 
            Cuando mi mujer y yo nos sentamos frente a Swamiji en Prasanthi Nilayam, en la habitación reservada para reuniones con indagadores, pronto nos dimos cuenta que el elegante y encantador caballero indio que hablaba con nosotros era, inequívocamente, algo muy lejano y distinto a eso.  Escuchábamos Su dulce voz, sentíamos la calidez de Su amorosa sonrisa, notamos la impresión de irresistible poder que irradiaban Sus rasgos, miramos tan profundamente como osábamos a Sus ojos – mansos en un momento y relampagueantes en otro.  Más, por debajo de estas impresiones superficiales, nuestra percepción se iba profundizando, tomamos conciencia que en la habitación existía ahora, un estado de amor y afecto. En mi corazón surgió un movimiento, un sentimiento nuevo, una alegría tan intensa que mis ojos comenzaron a derramar lágrimas.
 
            Por ende, para mí, ante todo, Bhagavan Sri Sathya Sai Baba es el Señor del corazón, Aquel capaz de eliminar tan rápidamente toda la dureza acumulada a lo largo de años y volver fresco una vez más ese corazón, hacerlo nuevo otra vez, alegre otra vez.
 
El Misterio de Su Divinidad
 
            Luego, el siguiente aspecto de Baba que me golpea con fuerza, es el abrumador e incomprensible misterio de Su Divinidad.  Pareciera ser un hombre. Más, hasta el más obtuso puede ver que Baba no es un hombre.  Uno Le observa y ve la azul y perfecta calma del cielo profundo.  Uno trata de definir Su forma pero sólo puede ver el espacio.  Lo único cierto acerca de Él es que nos ama – cualquier otra manera de predecirle o definirle, sería como intentar capturar al viento o la plata de la luz de la luna.
 
            Hasta las historias que leemos sobre el Avatar son sólo fútiles intentos por definir a Swamiji.  Se dice que el Ser Supremo y Único manifiesta voluntad de tomar Forma como un objeto dentro de ese mundo de Maya creado por Él Mismo, y que ahí, interpreta un rol humano, sin que comprometa en manera alguna Su Total Subjetividad.
 
            Puede que la razón se sienta satisfecha con tales palabras, construyéndose algún entramado de significado.  Mas ese significado sólo podrá ser relativo, en tanto que Baba no es relativo.  De modo, que si somos honestos al respecto, terminamos allí en donde comenzamos, enfrentando a un Misterio Divino que es incomprensible.
 
El Divino Maestro
 
            El tercer aspecto de Bhagavan Sri Sathya Sai Baba que tiene una tremenda importancia para mí, es Baba como Maestro Supremo de los hombres, El que nos guía hacia la liberación – hacia la reunión con Él.
            Cada palabra que pronuncia, encierra una lección destinada a beneficiarnos.  Baba repite una y otra vez ciertos principios básicos.  Tal vez estos principios podrían resumirse en siete puntos cardinales:
 
Nº 1 --  Sean felices.  La ventura es la Naturaleza de Dios expresada en el Individuo y la felicidad es también nuestro deber social.  La simple felicidad arraigada en el bien se convierte en un valor para cada uno en nuestro entorno.
 
Nº 2 --   Sientan siempre que son Divinos.  No existe sino Uno Solo.  Nosotros no somos diferentes de Él.
 
Nº 3 --   Permitan que pensamiento, palabra y acción fluyan desde eso Divino que es la naturaleza esencial de uno.  Cuán felices nos sentimos cuando emprendemos una acción noble, ¡y cuán miserables cuando nuestra acción es mezquina o detestable!
 
Nº 4 --   Compórtense con los demás con la misma bondad que usamos para con nosotros mismos, porque a algún sutil nivel de nuestro ser, yo soy ustedes y ustedes son yo, – no somos dos fuerzas opuestas.
 
Nº  5 --  Despierten con amor, llenen el día con amor, terminen el día con amor.  No se trata de que hemos de sentir amor – en verdad, somos amor.  De hombres tenemos sólo la apariencia.  En verdad, cada uno de nosotros es una llama de amor, danzando extática frente al telón de fondo del maya del Señor.
 
Nº  6 --  Amen a Dios con todo su corazón.  Confíen en Él por completo.  Entréguenle su voluntad y su vida a Él.  Él es el único refugio.  Aunque el dolor y la muerte nos caigan en suerte, sólo en Dios podremos encontrar refugio.
 
Nº  7 --  Permitan que su mente esté siempre alerta como para ver a través de las apariencias y descubrir la realidad.  No permitan nunca que la mente quede atrapada por las apariencias, sino hagan que esté siempre empeñada en una indagación constante: ¿Quién soy yo? ¿Cuál es mi real naturaleza? ¿De dónde vengo?  ¿A dónde voy? ¿Dónde está mi hogar y cuál es?
 
            Este resumen de siete puntos cardinales de las enseñanzas de Swamiji lo he enumerado tal como se me viene  a la mente, la que es seriamente limitada.  Hoy tenemos la inmensa alegría de poder escuchar la Verdad desde lo ilimitado, del Señor Mismo, de nuestro bienamado Bhagavan Sri Sathya Sai Baba. "  J. Hislop






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